Atento, Casado, esta panda de brutos te quiere acuchillar
Pablo, Pablo, el renegado. El viejo marianismo se revuelve contra Casado porque cometió la osadía (llámenlo torpeza) de acudir a una emisora de color amarillo tiznoso para renegar de las cargas policiales en la jornada del referéndum del 1-O que, a decir de Rajoy, nunca existió.
Por este PP de Casado pulula aún una casta inconveniente y rijosa, halitósica y rancia, que se la pasa intoxicando, conspirando y enredando. Un incómodo avispero al que, en los momentos más delicados o trascendentes, le da por el zumbido molesto o el avieso aguijonazo.
Otra vez el embrollo, la jaranera, el griterío de corrala, algo consustancial a un PP que no logra alzar el vuelo, romper amarras y escapar soltando leches de un pasado que le desgarra la espalda y le mordisquea con saña los talones. Casado lo intenta. Levanta un muro frente a los corruptos y, al tiempo, escupe sobre la gestión de Mariano y Soraya en el golpe del 17. Una estrategia desesperada y, por lo tanto, plena de riesgos. Un rigodón suicida al borde del abismo.
Ríndete, Casado, estás rodeado. Bárcenas a un lado, las urnas en el otro y en el centro, el PP, justo en ese lugar por el que nunca pasa nadie. “Sal a la calle........
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