Sovietismo coprológico
Tendría que comprobarlo en el Diario de Sesiones pero no creo que en sus anales ande registrada una grosería semejante al reiterado y ya famoso “¡a la mierda!" de toda una vicepresidenta del Gobierno. Es verdad que, considerando el progresivo deterioro de las maneras en el actual Congreso no dejaba de ser previsible una escalada cualitativa de la injuria o el improperio, y menos después de escuchar a alguna ménade descalificar desde el ambón a nuestros principales magistrados calificándolos impunemente, entre otras lindezas, de deshonestos o prevaricadores. La cortesía es sólo relativamente exigible en la asamblea política –las crónicas del zafarrancho jacobino fueron famosas hasta que llegó Napoléon con la rebaja— pero parece que estoy escuchando a Artur London contándonos cómo los sayones soviéticos que lo torturaron en los calabozos del proceso de........
© Vozpópuli
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