Las cosas de comer
Mal momento el umbral del tórrido verano para que aparezca el motorista blandiendo el cese. Así fue siempre, incluso mientras duró el mandarinato franquista, que fue el inventor de esa aterradora figura. Pero ahora quizá sea peor, dado que los cesantes de Vox ya no proceden de la “upper class” y acaso ni siquiera llegaron mayoritariamente de la apurada mesocracia. Tener que explicar en familia que el sueño ha durado poco es siempre acongojante pero no digo nada sobre cómo debe de vivirse cuando los cesados, en multitud de casos, no tienen una excedencia que esgrimir ni un tajo donde dar el callo para ganarse el pan. O sea que figúrense el oscuro cuadro de la grey voxista apeada tan brusca como absurdamente de la poltrona o poltronilla por un quítame allá las pajas de esos veinte desdichados que, por acuerdo casi unánime (sólo ERC se ha abstenido) les había tocado amparar en el imprescindible reparto. ¿Qué van a hacer ahora esos descolgados, podrá Vox superar las consecuencias que ha de producir sin remedio ese órdago afarolado que........
© Vozpópuli
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