El ojo del amo
Lo que ha ocurrido en Barcelona y escandalizado a medio mundo ha dado lugar a las interpretaciones más variadas, al tiempo que la atención pública se detenía en las ocurrencias más diversas. Lo que no cabe negar, en todo caso, es que la performance del forajido ha resultado espectacular hasta el punto de colocar a España en la picota de la prensa internacional más acreditada, a pesar de que, a toro pasado, no resulta difícil explicarla de cabo a rabo: a saber, que Puigdemont había acordado su impunidad con Sánchez con tiempo suficiente para atender hasta el último detalle previsto en su plan; que hasta el más tonto esperaba de los Mossos exactamente la actitud y el comportamiento impasible que mantuvieron; que por la frontera uno no pasa así como así si el Gobierno no quiere, sobre todo cuando ese imprescindible control está “monitorizado”, como ahora se suele decir, de la noche a la mañana; o que muy torpe habría de ser el servicio secreto si no hubiera empotrado --¡será por dinero!-- alguno o varios encapuchados en laberinto de Waterloo. Nadie se cree, en resumen, otra versión que la se desprende de los hechos tal como se produjeron. ¿Sería posible explicar la........
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