Escurrir el bulto y sacar tajada de la tragedia
Ya han pasado casi tres semanas desde la inundación en la Comunidad Valenciana (cuenca del Bajo Turia: Utiel-Requena, Horta Sud y otras zonas), Región de Murcia (Letur en Albacete), Castilla-La Mancha (Mira en Cuenca). El daño humano estremece: 226 muertos (más de 100 tenían 70 o más años; 9 son menores) y aún quedan desaparecidos.
La crudeza de la devastación la sufren quienes la viven; ha sido inmensa e irreparable en daños personales, todavía se encuentran muertos entre el fango y desaparecidos; las imágenes presentes en todos los medios dan cuenta gráfica de los daños materiales en bienes, servicios y empresas. La reconstrucción costará tiempo y recursos. En medio de tanto mal, es una constante humana buscar un responsable, alguien en quien derivar la culpa como resorte mental liberador para soportar las desdichas. El responsable debe pagar; es el precio depositado en el otro plato de la balanza que, al menos simbólicamente, equilibre el otro plato en este caso de la muerte y devastación.
Está en ebullición la guerra política y mediática para señalar al culpable. Quien logre asociar la desgracia, en el sentir colectivo, con un responsable habrá ganado la batalla. El foco mediático se proyecta, por un lado, en Sánchez y su entorno y, por otro, en Mazón y el suyo. Son los presuntos culpables. Uno ganará y el otro perderá. Así se están construyendo los relatos con independencia de la objetividad de los hechos y las responsabilidades respectivas de uno y otro.
Más allá de esta forma beligerante de construcción social del poder político, están la realidad de los hechos y las responsabilidades en su evitación preventiva, abandonadas durante décadas. Veámoslo a dos semanas de los hechos.
La perspectiva en este corto plazo de tiempo evidencia tres factores objetivos:
-Uno: la cantidad de agua vertida por la DANA de más de 2.000 m3 por segundo es motivo de catástrofe en cualquier lugar, mucho más aquí en la cabecera de la cuenca del Bajo Turia, zona inundable densamente poblada con historial previo de inundaciones. La ejecutoria de la AEMET y de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) dependen de la ministra Ribera. Desde Bruselas puso un tuit a las 12:45 horas pidiendo “máxima cautela” y llamó a Mazón con el barranco del Poyo desbordado. En el undécimo día ha cargado contra Mazón en la SER. La CHJ omitió 15 veces la alerta que exige el protocolo. Los medidores indicaron a las 17:25 que superaba los 150 m3/s lo que les obligaba a informar de forma inmediata. No informó que el barranco del Poyo llevaba un caudal cuatro veces el del Ebro. No tenía implantado un sistema de predicción en el barranco del Poyo como tienen otras confederaciones. En conjunto evidencia deficiencias de protocolos burocráticos ineficientes: no garantizan la coordinación y parcelan las responsabilidades. Al principio la CHJ puso el foco en el río Magro y en la presa de Forata, no en el barranco del Poyo, pues su caudal se había reducido a las 16:13 horas (a las 15:50 h informó a la Generalidad Valenciana que el caudal había descendido a 28,7 m3/s), pero más tarde a las 17:25 h. el caudal aumentó de forma exponencial y se produjo el trágico desbordamiento. La CHJ no volvió a informar a la Generalidad hasta las 18:43 h cuando el caudal era de 1.686 m3/s, 60 veces más.
Con todo, lo más importante es lo que no se hizo antes para prevenirlo. La cantidad de agua vertida en la cabecera de la vertiente, discontinua a mediodía, pero muy intensa y continuada horas después, hacía inevitable la fatal inundación del barranco del Poyo.
Un hito preventivo fue el Plan Hidrológico Nacional (2001) que incluía la construcción de la presa de Cheste (capacidad de unos 8 Hm3), para evitar inundaciones en 16 municipios, muchos de ellos ahora afectados por la inundación. Además de las siguientes medidas: restitución y adaptación de los cauces naturales de........
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