Sánchez intentará llegar hasta mayo incluso arrastrándose
“Estimat @toni_comin avui l’exili és més injust que ahir. Una abraçada per a tu i per a tota la teva familia”. A primera hora de la mañana de ayer, Carles Puigdemont (CP) publicaba un mensaje en su cuenta de Twitter dando el pésame al exconseller Toni Comín por la muerte en Bélgica de su hermano Pere. El mundo del independentismo había mantenido un discreto silencio sobre el drama, uno de tantos, de un enfermo de cáncer terminal que, en compañía de su familia, quiso ir a morir a tierras de Flandes al lado de su hermano, prófugo de la justicia española. Nadie había dicho una palabra. Tuvo que ser precisamente él, el nuevo Perón catalán, quien rompiera el silencio en un intento de aprovechar el episodio para arrimar el ascua de un duelo familiar a la sardina de sus planteamientos políticos, a la justificación de ese exilio que un solo hombre ha impuesto a unos cuantos de sus acólitos, en el exterior, y a casi la mitad de la población de Cataluña, en el interior.
La iniciativa de CP anunciando por su cuenta y riesgo la muerte de Pere Comín causó primero sorpresa y después indignación en no pocos círculos del independentismo, cada día más mosqueados con un personaje fuera de control. El ex alcalde de Gerona ha terminado convertido en un monstruo contra el que nada puede no ya su mentor, Artur Mas, sino ese independentismo más atemperado, un suponer, que representa el PDeCat o lo que queda de él, en realidad, lo que queda de la antigua Convergencia. En la guerra civil larvada que vive el separatismo, CP protagonizó el domingo un golpe de mano que acabó con la carrera política de Marta Pascal y redujo a cenizas los restos de CDC, obligada a integrarse en la nueva aventura del césar visionario, esa cosa........
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