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Albert Rivera y el jefe de la banda

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22.10.2024

“Puro teatro. Es lo que lleva usted haciendo en los últimos tres meses. Y hoy nos trae aquí un truco de los malos: truco en la tribuna y trato en la habitación de al lado. Discurso aquí para despistar, mientras en la habitación de al lado se reparte sillas con Podemos y hace concesiones a los golpistas. Usted tiene un plan para perpetuarse en el poder. Y, ¿con quién piensa llevar a cabo su plan el señor Sánchez? Pues con su banda: con Podemos, con Otegui, con los nacionalistas vascos, los separatistas catalanes, Més en Baleares, Compromís en Valencia… Sánchez tiene un plan y tiene una banda. Y la pregunta es: ¿la banda se ha juntado para esta investidura? Sí, pero lleva tiempo operando, lleva como mínimo desde la moción de censura, diría yo que desde que le echaron del partido. Usted lleva más de un año ejecutando su plan, un plan que beneficia principalmente al señor Sánchez y que perjudica a las familias españolas. El plan de Sánchez consiste en vender humo en la tribuna del Congreso y pactar con sus socios en la habitación del pánico. Eso es lo que tenemos que desmontar” (Intervención de Albert Rivera en el Congreso el 22 de julio de 2019, debate de investidura de Pedro Sánchez).

¡Y cuánta vestidura desgarrada, cuánto aspaviento impostado, cuánto cínico lamento por aquellas palabras de Rivera una mañana de julio! Fueron legión los escandalizados. Pero el entonces líder de Ciudadanos tenía razón. Su predicción se ha cumplido casi al milímetro. Pedro Sánchez tiene un plan y tiene una banda al servicio de ese plan. Una banda muy cara, a la que hay que retribuir en especie un día sí y otro también. Se trata de acabar con el régimen del 78, haciendo añicos la Constitución (desmontando el artículo 1 de la misma, ese que afirma que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, y que “la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”), para instaurar una República Federal de la que ya se habla estos días con soltura en algunos medios. Para dar el salto a lo desconocido hace falta destruir el legado de la Transición, profundizar en el descrédito de las instituciones y emplearse a fondo en la demolición del sistema de valores que ha garantizado la convivencia entre españoles desde la muerte de Franco. Puro Gramsci. Es probable que Sánchez no cambiara una coma de la Carta Magna si alguien le asegurara el poder durante un número de años, pero, si para seguir en el machito necesita contar con los servicios de la banda, es seguro que no tendrá inconveniente en poner patas arriba el país embarcándonos en ese viaje a la República Federal de Cartagena y sus pedanías.

Inquilinos de una balsa de piedra a la deriva, asistimos perplejos a una preocupante degradación de los equilibrios democráticos. No se puede decir que no hayamos visto en el pasado, tanto con Gobiernos del PSOE como del PP, casos de utilización torticera de las instituciones, pero nada de lo ocurrido desde los ochenta es comparable al desahogo y la desvergüenza con las que este personaje se comporta. Tanto González como Aznar y sus sucesores abusaron de la Fiscalía General del Estado, pero ninguno tuvo el cuajo de nombrar como jefa a su ministra de Justicia; todos barrieron para casa con el CIS, pero nadie llegó a........

© Vozpópuli


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