La temperatura sigue subiendo
Según una cierta fábula–mito, cuando una rana entra en contacto con agua hirviendo sale huyendo de inmediato, pero si el agua está fría y se va calentando poco a poco la rana se va adaptando al aumento de la temperatura hasta que inconscientemente acaba pereciendo. Es el caso de buena parte de la sociedad española que no es consciente del progresivo deterioro de nuestras instituciones, y como consecuencia añadida, de nuestro bienestar económico y social.
El poder político en España está en manos de: independentistas que reniegan de la existencia misma de la nación española y consecuentemente de la constitución que la ampara; comunistas que además de compartir tales supuestos, aspiran a convertir España en una “república popular” -es decir una dictadura comunista- al estilo de Cuba; y socialistas -los de ahora, no los de la Transición- que ante su cada vez más obvia incapacidad de representar como en el pasado una mayoría social, no tienen otra ideología que el mantenimiento del poder al precio que sea, que no es otro que la obediencia ciega al dictado de sus citados aliados.
La situación descrita está siendo posible merced a un sistema electoral que, paradójicamente, está diseñado para desdeñar la voluntad popular -el voto electoral- tan pronto se cierran las urnas y someter a los parlamentarios al ordeno y mando del jefe de partido. Mientras han existido contrapesos en los partidos, se ha podido conllevar nuestro sistema proporcional, pero cuando los órganos intermedios han desaparecido como en el PSOE actual, todo lo que queda es la voluntad del líder y la obediencia debida al sumo sacerdote, cuya única razón de ser es conservar el poder -y........
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