Cuando el 'relato' asfixia a la tecnología
Los fenómenos meteorológicos adversos son ajenos a las divisiones administrativas: las fronteras de naciones, regiones, municipios, barrios, nada significan para la naturaleza y de hecho suelen afectar simultáneamente a varios al tiempo según su alcance geográfico. En tales obvias circunstancias, prever y afrontar las consecuencias de estos fenómenos, como las acontecidas en la región valenciana, que podrían haberse extendido a otras colindantes, son necesaria e inexcusablemente una responsabilidad de los organismos del Estado, que es quien tiene los mayores medios a su disposición y por tanto de su gobierno.
Para la previsión de estas catástrofes, siempre aleatorias, existen muchos medios tecnológicos que pueden seguirlas con antelación y ante las dudas de sus consecuencias, es indudablemente mejor “ponerse en lo peor”; pues el coste de equivocarse anunciando lo que luego no llega a producirse, es muchísimo menor que lo contrario: los daños que saltan a la vista estos días.
Nuestra función pública, desde los militares, a la guardia civil, la policía y demás miembros debidamente seleccionados mediante serias oposiciones merecen toda nuestra confianza. No así, salvo raras excepciones, entre quienes ocupan responsabilidades y toman decisiones políticas
España es un país que, felizmente, tiene “por primera vez en su historia, su reloj tecnológico en hora”, según demostré en una conferencia en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander en su Encuentro Anual de las Telecomunicaciones en septiembre de 2009. Estamos en primera fila en: penetración de........
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