Monstruos del feminismo
Olivia, una niña preciosa de 6 años, fue asesinada en Gijón por su madre al conocer que el juez concedía la custodia al padre tras cinco años de calvario judicial desde que él decidió divorciarse. La ya exmujer reaccionó con una denuncia de malos tratos. Sin necesidad de pruebas, condenándole a un martirio, un maltrato sostenido en el tiempo por una acusación tan grave. Gracias a la Ley Viogen la asesina de Gijón ha maltratado al padre de su hija y a la niña, separándola de él con total impunidad hasta el día del crimen, pues la única que gozaba del estatus de víctima era ella por ser mujer.
La España idiotizada por el discurso de la izquierda sólo está pendiente de la condena del crimen por la ministra de Igualdad, denunciando escandalizada el doble rasero en su discurso en caso de que el asesinato lo hubiese cometido el padre. Me importa un bledo si Irene Montero o si el vende-Sáharas de Sánchez lo condenan o no. No alteraría lo sustancial de su culpabilidad, sino que la ocultaría bajo vacías palabras. Señalar a estas alturas que utilizan el dolor ajeno........
© Vozpópuli
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