¿Escrivá? no, por favor
Son de sobra conocidas la afición, la vocación y la obsesión de Sánchez por colonizar las instituciones del Estado. Lo son porque ya ha dado muestras suficientes de ello invadiendo órganos e instituciones estatales con personajes que llevan cargadas su mochila con el encargo de convertirlas en instrumentos políticos al único servicio del propio Sánchez. Sin duda, el caso del Tribunal Constitucional constituye el paradigma más visible de lo expuesto. Tras enviar allí a un ex ministro de su Gobierno, a una antigua fontanera de su Moncloa y lograr que lo presida el que fuera Fiscal General del Estado en la etapa Zapatero, Sánchez ha conseguido que el Tribunal Constitucional se convierta en el cepillo borrador de los delitos y corrupciones cometidos por socialistas. Valga como ejemplo el ejemplo el escándalo de los ERE de Andalucía, caso en el que a los magistrados comandados por Conde Pumpido, el que estaba dispuesto a mancharse la toga con el polvo del camino -el camino de la izquierda, claro-, solo les falta sentenciar que en realidad no existieron los ERE. Mira que fueron cientos de millones los desfalcados por personajes como aquel que en palabras de su madre acumuló billetes suficientes como para asar una vaca, pero el poco cándido presidente del Tribunal y los seis cómplices que le acompañan están dispuestos a llenar sus togas de polvo y barro exonerando -uno a uno- a los........
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