Purga ideológica en la Fiscalía
Lo que marca el tránsito de un régimen liberal y democrático a uno totalitario es la quiebra del principio de legalidad. Que la actuación de todos los ciudadanos, incluida la de los poderes públicos, esté sometida al imperio de la ley, es la base sobre la que se construye la división de poderes y la garantía del principio de igualdad. Cuando los derechos de las élites dirigentes se tornan en privilegios y sus actos contrarios al ordenamiento jurídico no obtienen reproche legal, cuando las instituciones dejan de servir al ciudadano y se convierten en instrumentos de agitación y represión al servicio del poder, podemos concluir que la legalidad ha muerto. Y cuando ésta desaparece, la arbitrariedad toma el relevo y la democracia deja paso a la tiranía.
Entenderán ahora por qué la neutralidad institucional es una necesidad de primer orden que ha de trascender al juego político. Considerar colmadas sus exigencias porque quienes colonizan las instituciones pertenezcan a un bando político determinado no es sólo irresponsable sino también muestra de un burdo colaboracionismo con los aspirantes a dictatorzuelos.
En España, esta transición ya se ha puesto en marcha, de una manera bastante sui generis: la democracia está mutando a pasos agigantados en........© Vozpópuli
visit website