España, ante el reto de las catástrofes naturales
Cuando el cielo se desploma y la tierra tiembla, no hay tiempo para improvisaciones. España se enfrenta a una realidad cada vez más turbulenta donde los denominados "eventos excepcionales" se han convertido en el pan de cada día. La reciente DANA que azotó Valencia ha vuelto a poner sobre la mesa una pregunta incómoda: ¿estamos realmente preparados?
Las imágenes de voluntarios retirando escombros y la creación espontánea de plataformas como 'ajudadana.es' demuestran que el corazón de España late con fuerza. La solidaridad es admirable, pero no puede ser nuestra única red de seguridad frente a un número creciente de catástrofes naturales. Como reza el viejo adagio, gobernar es prever.
Los expertos lo tienen claro: necesitamos un plan de catástrofes que funcione como un reloj suizo. El primer paso es mirar de frente al enemigo. No podemos seguir tratando las catástrofes como si fueran visitas inesperadas. Los datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC en inglés) están ahí: los eventos extremos están aumentando en frecuencia e intensidad debido al calentamiento global. Y según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, altas temperaturas en el aire y los océanos generan mayores tasas de evaporación, lo que incrementa la humedad y, en consecuencia, episodios de lluvias torrenciales. Estos patrones climáticos no sólo son devastadores para la infraestructura, sino que también generan un coste humano y económico inaceptable.
En el caso de Valencia, las precipitaciones intensas no sólo inundaron zonas urbanas, sino que también colapsaron infraestructuras críticas y dejaron a comunidades enteras vulnerables. Ante este escenario, la pregunta clave no es si ocurrirá otra catástrofe, sino cuándo, y si estaremos preparados para afrontarla.
Un plan de respuesta ante emergencias debe asentarse en tres pilares fundamentales:........
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