Feijóo se queda con el santo y la peana
Al modo de Jacinto Benavente, quien acentuaba su cojera en sus estrenos teatrales para hacerse perdonar sus éxitos y no avivar el resentimiento de su particular Cofradía del Santo Reproche, el 'oscarizado' José Luis Garci tiene también querencia bienhumorada por quitarse méritos. Al conquistar hace 40 años la primera estatuilla hollywoodiense para el cine español y en español con Volver a empezar -Buñuel la obtuvo en 1972 con el filme galo El discreto encanto de la burguesía-, el cineasta de la Transición bromeó con que fue fruto del azar, al igual que el genio de Calanda ironizó con que había pagado por su óscar y pegó la espantada en la entrega.
Es verdad que, luego de estrenarse en marzo de 1982 sin el aplauso de la crítica y del público, Volver a empezar entró para completar la terna de aspirantes de España a los Óscar con La colmena, de Mario Camus, y Demonios en el jardín, de Manuel Gutiérrez Aragón. “No era el mejor filme español del año -refiere Garci- y la cosa estaba entre La colmena, que era la mejor para mí, y Demonios en el jardín. Pero los partidarios de Camus, por no votar a Gutiérrez Aragón, optaron por Volver a empezar y viceversa. Y, de rebote, salimos”. Pero, siendo así, no lo es menos que, para que Garci alzara, con esmoquin blanco y pajarita negra, el galardón en el año en que arrasó Ghandi, contendió con grandes genios del celuloide.
Valga este introito cinéfilo para subrayar cómo la suerte, tras lo contemplado en la película electoral gallega de este 18-F, tiene mucho que ver también con esa variante de las artes escénicas que es la política. Echada la moneda al aire, cualquier cosa podría ocurrir como ya se advirtió en julio, dada la fragmentación política que favorece a un PSOE que, primero con Zapatero y ahora con Sánchez, ha renunciado a su vocación mayoritaria y fía su sostenimiento en el poder a entronizarse cabecilla de fuerzas tribales soberanistas azuzando la polarización. Por eso, una quinta mayoría absoluta consecutiva del PP vale su peso en oro y despeja brumas sobre Feijóo tras su “amarga victoria” del 23-J.
No en vano, a cambio de avanzar en sus movimientos centrífugos y de atesorar privilegios rumbo a la segregación, los separatistas apuntalan en La Moncloa a un precario Sánchez que se afianza a su vez mediante un sistema clientelar de puerta batiente a cargo del contribuyente. De puertas afuera, ese neocaciquismo le reporta los votos precisos que le posibiliten alcanzar una mayoría parlamentaria con el aporte de minorías nacionalistas y comunistas; de puertas a dentro, se........
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