Un oso en el jardín
Con la edad descubre uno lo necesario que es vivir cerca de los clásicos y lejos del adanismo, tan en boga en estos tiempos de timadores y personajes que dicen influir en los demás a través de las redes sociales. A esos y a esas los llaman influencers, ¡será por anglicismos! Influyente es la palabra exacta que nos evitaría introducir una voz inglesa en un idioma, el nuestro, que tiene todas las necesarias, pero también las urgentes para explicar el mundo. Sucede que esos falsos maestros que están en las redes tapan mejor sus miserias intelectuales en inglés. Siempre fue así. Pero uno no tiene más influyentes a su alrededor que aquellos que son capaces de abrir nuevos caminos hacía la reflexión y el conocimiento, y estos no están en Instagram.
Ahora mismo, que busco explicaciones acerca de la verdad de las cosas, abro el Quijote y encuentro la del Caballero de la Triste Figura: "Yo sé quien soy", responde cuando derrotado y montado en una lomos de borrico, lo llevan a su casa, molido a palos pero con sus sueños intactos. Don Quijote representa el papel que quiere, y no el que los demás le otorgan. ¿Cabe más verdad? Cuando lo que busco son mundos inabarcables donde espacio y tiempo se revolucionan con las palabras, entonces doy con el influyente don Antonio Machado, que tiene escritos poemas que pulverizan con unas pocas palabras los llamados libros de autoayuda, tan presentes en estos tiempos en que lo que necesitamos viaja dentro de un teléfono móvil: "A mi trabajo acudo, con mi dinero pago/ el traje que me cubre y la mansión que habito/ el pan que me alimenta y el lecho donde yago". Y, cuando se trata........
© Vozpópuli
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