La OPA del BBVA sobre Sabadell: así están las cosas
Han pasado ya más de cuatro meses desde que se presentó la OPA sobre el Sabadell por parte del BBVA. Y la operación dista aún de vislumbrar su final e incluso no está claro cuál será el desenlace. En esta breve nota repasamos la situación actual y los factores de importancia que se aprecian como relativamente decisivos para los próximos meses.
La tiene toda para el oferente. Le serviría para equilibrar su cartera de negocios. Y, desde luego, está aprovechando que los precios de las entidades bancarias en Europa son bajos de manera bastante generalizada. En realidad, lo que ofrece por Sabadell no es un precio demasiado elevado aun con la prima ofrecida. El ahorro potencial de gastos es claro y, probablemente, permitiría que la operación fuera “accretive” (acrecentadora) para el bpa aunque se pagase más.
La estrategia negociadora de la operación por parte del presidente del BBVA, renunciando a largas conversaciones y zanjando el asunto con una opa hostil, no ha parecido, sin embargo, la más adecuada. Pero, quizás, se temían filtraciones y un aumento del precio por rumores. En cualquier forma, esta forma de actuar no es aconsejable en el sector.
Ya se han producido las de los bancos centrales, que estaban cantadas porque la solvencia está garantizada. Quedan las dos más importantes: la CNMV y la CNMC. No es previsible que haya problemas con la primera, pero sí es más problemática la segunda.
Es obvio que la integración de BBVA y SAB reduce la competencia, especialmente en determinados segmentos y en determinadas zonas geográficas. Y no puede esgrimirse como precedente el caso de CBK y BKIA porque no es lo mismo que el número de jugadores pase de 5 a 4 que de 4 a 3, que ya podría considerarse un oligopolio. Si hubiera que aplicar las mismas normas, por ese camino, llegaríamos sin duda al monopolio.
No nos parece previsible que se prohíba la operación por parte de la CNMC. Pero es seguro que impondrá condiciones. Hay dudas sobre la dureza de éstas y sobre si se aprobará en fase 1 o, como parece más probable, en fase 2, lo que supondría 4 o 5 meses más. Creemos que las exigencias de la CNMC para la operación podrán ser duras, pero quizás asumibles. En caso de no serlo, el opante renunciaría.
Además, está la eventual oposición del Gobierno a la fusión en caso de que triunfase la OPA. Aunque creemos que esto no es excesivamente relevante. Porque, aunque se produjese ese escenario, sería cuestión de tiempo que otro gobierno la acabara autorizando. Podría darse el caso de que la CNMV autorizase la operación antes de la resolución de la CNMC. Lo que añadiría incógnitas para el comprador.
Tras haberse “vendido”, por parte del opante, que se ofrecía una prima del 30%, aunque fuera en papel (mucho menos atractiva que en efectivo), la realidad es que el mercado redujo mucho la prima efectiva desde el primer momento y lleva........
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