Feijóo debe pedir la dimisión de Sánchez
Catón el Viejo, implacable enemigo de Cartago, llevó al Senado un cesto de higos frescos púnicos para que los senadores vieran por sí mismos la facilidad y rapidez con la que los cartagineses podían invadir Roma. A partir de entonces, acababa todos sus discursos con la expresión “Carthago delenda est”, Cartago debe ser destruida, viniera a cuento o no. No cejó hasta que la República declaró la tercera y definitiva guerra a su temida rival.
¿Por qué lo hacía? Por una razón muy simple: si juzgas vital un objetivo político, debe citarse en todas las oportunidades, cualquiera que sea el tema. Catón preparaba a los romanos reticentes para un último enfrentamiento con el eterno enemigo. O como decía Voltaire cuando le acusaban de repetirse en sus denuncias del despotismo y la barbarie: me repetiré hasta que se me entienda.
Viene esto a cuento de cuánto echamos de menos a un Catón en el Congreso de los diputados (de Voltaires vamos mejor servidos). De forma incomprensible, en la sesión de control del Gobierno del pasado miércoles, Feijóo permitió de nuevo a Sánchez convertirla en sesión de control de la oposición. Le bastó el simple expediente de hacer lo que, por razones misteriosas, no hace el jefe de la oposición: exigir la dimisión de su principal enemigo político. Que resultó ser no Alberto Feijóo, sino la odiada Isabel Díaz Ayuso.
Verdadero killer instintivo, a Sánchez nadie tiene que explicarle que, en un peligro de muerte como el que........
© Vozpópuli
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