Begoña Gómez, ¿la última víctima del "machismo panfletario" o un escándalo que acabará con Sánchez?
Begoña Gómez, la mujer de Pedro Sánchez, ha guardado silencio mientras los medios de comunicación empezaban a revelar –desde el mismo día del cumpleaños de su marido, el 29 de febrero- el mayor escándalo de una esposa de un presidente en ejercicio. Reuniones con empresarios que luego eran rescatados con cientos de millones de dinero público, patrocinios a su cátedra, viajes en la comitiva presidencial, adjudicaciones millonarias que se disparaban por parte del Gobierno de su marido hacia la empresa recomendada por Begoña Gómez…
En cualquier democracia avanzada, el escándalo de Begoña Gómez, la mujer del presidente, hubiera provocado, cuanto menos, una rueda de prensa para que la afectada diera explicaciones. En vez de eso, Begoña Gómez solo se ha pronunciado para amenazar con una querella a los medios de comunicación con argumentos peregrinos. Sánchez, en vez de dar explicaciones, da la vuelta al mundo para intentar proclamar el Estado palestino. Cuanto más lejos, mejor.
En el Gobierno, el mensaje es que todo es una persecución de la prensa, la “máquina del lodo”. Patxi López se hace el indignado cada vez que le preguntan y las ministras portavoces no responden y solo proclaman que “no todo vale” mientras insisten en llamar a Isabel Díaz Ayuso a la comisión de investigación y a cada pregunta por Begoña Gómez, responden con Alberto González Amador, como si fuera lo mismo la investigación de un presunto delito fiscal sobre unas ganancias legales no declaradas que el presunto tráfico de influencias que acabó en millonarias adjudicaciones para las firmas de quien le montó y patrocinó el máster a Begoña Gómez y con el mayor rescate público de la historia.
Pero en este país, el carné de periodistas lo reparten siempre los mismos. Y son, claro, los mismos que certifican que si se denuncia un abuso –incluso con documentos firmados por Begoña Gómez bajo su DNI- eso no es periodismo sino persecución. Y, además, por si faltaba algo, se saca el comodín del machismo.
Es lo que hizo ayer Yolanda Díaz, la nada vestida de Dior como la llamó Alfonso Guerra. La vicepresidenta, que había estado callada para desesperación de Moncloa mientras los medios publicaban los contactos ‘sospechosos’ de Begoña Gómez, se lanzó ayer por fin a denunciar que “lo que están haciendo con la mujer de Pedro Sánchez es auténtico machismo. No es un problema de corrupción sino de machismo".
Y por si hubiera dudas, sentencia que lo de Ayuso sí es corrupción........
© Vozpópuli
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