¿Y si en lugar de hacer un examen, hablamos? La conversación como herramienta de evaluación
Llega el día del examen y los nervios acechan. ¿Por qué? Podríamos encontrar numerosos motivos. Hay quien piensa que el examen no vale para nada, porque todo lo que ha estudiado se olvida más temprano que tarde. O para “casi nada”, porque tampoco es posible continuar con los estudios y conseguir el ansiado título sin pasar por ellos.
Como ciudadanos adultos, todos hemos “sufrido” un sistema educativo en ocasiones asfixiante. ¿Por qué no examinamos al propio examen?
Según afirma Jesús Ibáñez, el examen merma la capacidad imaginativa y crítica de los estudiantes, quienes deben limitarse a contestar de acuerdo con el catálogo de respuestas que les ha sido proporcionado de antemano.
Recordemos la escena de la película El club de los poetas muertos (1989, Peter Weir) en la que el profesor (interpretado por Robin Williams) anima a sus alumnos a expresar sus modos específicos de caminar contra el marcial ritmo unísono y ortodoxo al que estaban acostumbrados.
En el patio, en lugar de desfilar, de seguir un solo camino predeterminado, de acomodarse a un modo específico de ser, los alumnos comienzan a expresarse con mayor libertad, evitando tapujos, corsés y estereotipos. Recordemos que la palabra poesía viene del griego poiesis, que significa ‘creación’. El objetivo final del profesor (en el caso de El club de los poetas muertos, de Literatura) es luchar contra la uniformización, contra la homogeneización de la sociedad que provoca que la riqueza........
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