Ni pan ni paz: el crimen silencioso de la desnutrición en la guerra en Ucrania
Desde el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania en 2022, la comunidad internacional ha sido testigo de una serie de violaciones graves al derecho internacional humanitario. Entre ellas, una de las más preocupantes y menos visibilizadas es el uso sistemático del hambre como táctica de guerra. Tanto los prisioneros de guerra ucranianos como la población civil han sido víctimas de situaciones extremas de desnutrición, falta de acceso a alimentos básicos y condiciones de vida incompatibles con la dignidad humana.
Esta situación se enmarca dentro de una estrategia de control y represión que ha sido históricamente empleada en conflictos armados y que en el contexto ucraniano sigue estando a la orden del día.
Según un estudio del investigador danés Ergun Cakal, de la Universidad de Copenhague, la privación de alimentos en contextos de detención no es solo una violación del derecho a la salud, sino que puede constituir tortura o trato cruel, inhumano o degradante. Su artículo publicado en la revista Torture detalla cómo la calidad y cantidad de los alimentos ofrecidos en los centros de detención debe cumplir con estándares internacionales para garantizar los derechos humanos. Conocidas como las Reglas Mandela de las Naciones Unidas, se adoptaron en 2015.
Este reglamento incluye normas sobre alimentación adecuada, acceso a atención médica, prohibición de tortura y castigos crueles, y condiciones de higiene, alojamiento y seguridad. Prohíben explícitamente el uso del hambre, el aislamiento prolongado o la violencia como medidas disciplinarias.
Sin embargo, informes de © The Conversation
