Dejar hacer, dejar matar
El capitalismo se puso en marcha impulsado por un lema bien conocido: «Dejar hacer, dejar pasar». Unos reconocen su autoría a Vincent de Gournay (1712-1759) y otros a Pierre Samuel du Pont de Nemours (1739-1817), pero, sea cual fuese su original creador, lo cierto es que ninguna frase refleja mejor lo que necesitaba la sociedad de la época para que se consolidara una economía como la capitalista.
Frente a la rigidez y la falta de autonomía que imponía la servidumbre feudal, el capitalismo precisaba de ciudadanos libres que pudieran vender su tiempo de trabajo a cambio de un salario, o contratar sin ataduras en cualquier tipo de intercambio. Para que se pudieran desarrollar los negocios que comenzaban a ser rentables y poner en marcha las nuevas actividades industriales era imprescindible acabar con las ataduras burocráticas, las prohibiciones y los caprichos de los monarcas y nobles rentistas o simplemente parasitarios. El desarrollo del capitalismo requería libertad y fue libertad lo que vino con las leyes y las prácticas económicas y sociales que durante décadas lo fueron consolidando.
Con el tiempo, sin embargo, pudo comprobarse que no todos los seres humanos pueden disfrutar del mismo grado de libertad cuando los recursos para vivir y decidir están tan desigualmente repartidos como en el........
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