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Torre-Pacheco (o la invasión de unos zombies racistas)

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17.07.2025

Si las frases hechas suelen encerrar tópicos y falta de reflexión personal, ninguna peor hecha que la de «Yo no soy racista, pero…» que suele utilizarse para intentar disimular que, en el fondo, sí somos un pelín racistas.

En la segunda mitad del siglo pasado era poco habitual que ese racismo que padecemos en estado latente se manifestara en la vida diaria; Sencillamente porque en aquellos años en nuestro país no había personas de otras etnias. Bueno, teníamos a los gitanos, pero ellos llevaban aquí tanto tiempo como los payos, por lo que las persecuciones y la marginalidad que sufrían desde los Reyes Católicos la veíamos como más natural que la que soportaban los negros de Alabama, por poner un caso.

Los países más industrializados de Europa (Inglaterra, Francia y Alemania) ya contaban con millones de trabajadores inmigrantes, pero aquí los extranjeros que veíamos eran los turistas alemanes en Mallorca, los ingleses que invadían las playas de Benidorm y las suecas en bikini de Torremolinos, aunque como eran rubios y con dinero se les recibía con los brazos abiertos. Tampoco molestaban las raras figuras de color del deporte o la música (Waldo, el brasileño del Valencia CF; Basilio, cantante panameño; José Legrá y Antonio Machín, boxeador e intérprete de boleros respectivamente, emigrados de Cuba…) ni........

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