Sanz; educación, civismo y política (IV), por Simón García
Para María Cristina Grimldi, educadora.
X: @garciasim
Miguel José Sanz no desarrolla una tesis educativa en términos de una metodología del aprendizaje o una didáctica de la escritura y la lectura, como si lo hizo Simón Rodríguez pedagogo de las primeras letras. Sanz concibe su proyecto como una reflexión concentrada en cómo aprender a cultivar los fines humanos, sociales y políticos de la educación.
En su visión, la educación es el motor de las mejoras que requiere la sociedad colonial y después de 1809, la herramienta para transformar la sociedad colonial en una nación independiente y libre.
La tarea requería acción de las élites interesadas en romper las imposiciones de la corona y a su vez, ideas propias y ajenas para poner fin al papel menos que secundario que los reyes españoles asignaban a una provincia sin oro ni plata.
Sanz conocía desde adentro las instituciones del poder peninsular y lo que significaban como obstáculos para el desarrollo de la economía y la formación de la vida cívica como precondición de la libertad.
Se opone a que la educación opere como un privilegio y a las discriminaciones que impiden su acceso a la mayoría de la población.
Sanz propone una educación útil para incrementar la prosperidad social y por tanto se opone ardorosamente a la idea que «…la decencia prohíba trabajar la tierra y ordene el desprecio de las artes mecánicas y útiles».
Es por ello que concibe el proceso educativo como la pieza impulsora y formadora de una ética del compromiso con la sociedad de su tiempo y de apego a la sabia realización de la justicia. El eje de esta ética es la superioridad de los mandatos de ley sobre los personales.
Su crítica a la educación la extiende a los roles sociales que consagra el poder colonial: «Generalmente se cree que........





















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