menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

El imperio iliberal contraataca

4 21
08.02.2025

Trump ya es presidente de los EE. UU. Con él gobierna el trumpismo, con el dominio no solo del poder ejecutivo (y militar) sino también con pleno control del poder legislativo y judicial. El repetido slogan de ‘América primero’, desde su prepotencia imperial, define su estrategia de subordinar el resto de intereses de los países del mundo y sus poblaciones a su beneficio propio, incluidos los de la propia Unión Europea.

Se inicia un nuevo ciclo histórico con esos dos rasgos principales: el refuerzo de la dominación imperialista de las élites estadounidenses, y el vaciamiento de la democracia y los propios valores liberales e ilustrados. Permanece el (ultra)liberalismo económico como doctrina y dinámica que ampara un paso más en la desregulación económica, la desprotección pública y el predominio oligárquico privado frente al bien común; y se debilita el liberalismo político y la propia institucionalidad democrática como contrapoder soberano de la población para definir el contrato social -o constitucional- desde el que orientar las políticas públicas y la regulación de los poderes privados.

Tras una primera etapa en el Norte, con los treinta años gloriosos de la segunda posguerra mundial, de cierta expansión democrática y de los derechos sociales, aun con neocolonialismo y guerra fría con el bloque soviético, se pasó a la etapa más globalizadora y neoliberal, sobre todo, a partir de los años noventa, cuyos crudos efectos sociales se evidenciaron en la crisis socioeconómica y financiera de 2008/2013, junto con la salida regresiva y autoritaria impuesta, así como sus debilidades de legitimación popular y la respuesta cívica progresista.

Esa etapa se pretende superar con una mayor vuelta de tuerca neoconservadora y reaccionaria de los grupos de poder y las derechas tradicionales. La reconstrucción del Partido Republicano en EEUU es paradigmática, al igual que el ascenso ultra en Europa (y otros países). Por tanto, se está consolidando una nueva trayectoria de derechización política, hegemonismo geopolítico y reafirmación oligárquica, iniciada hace una década.

No se trata de un simple aislacionismo internacional o una retórica populista para encarnar cierta legitimidad ante capas perdedoras. El componente nacionalista está en primer plano, pero el neosoberanismo se enfrenta a una nueva colocación en la jerarquización mundial monopolizada por las élites estadounidenses.

Dominación y guerra........

© Rebelión