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El crimen manda, el Estado explica

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23.09.2025

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La presidenta Sheinbaum ha repetido con firmeza que México puede enfrentar en solitario la crisis de seguridad. Defiende la no injerencia extranjera como un principio irrenunciable de soberanía. El argumento conecta con la tradición diplomática mexicana y con una vena nacionalista que suele emocionar. La realidad transita, por desgracia, por un sendero distinto. Los números son implacables. En 2024 se registraron 33,241 homicidios, con una tasa de 25.6 por cada 100 mil habitantes, según el INEGI (INEGI 2025). Y aunque el gobierno presume reducciones parciales, México aparece en el lugar 136 de 163 países en el Global Peace Index 2025 (GPI 2025). Ahí está la contradicción: discursos que apelan a la soberanía frente a hechos que revelan pérdida de control territorial.Véase si no.

Primero. Se diga lo que se diga, la palabra “injerencia” se ha convertido en un tabú. Se repite en la tribuna como si aceptar cooperación fuera un acto de rendición. Pero la propia Constitución mexicana, desde la Constitución de 1857 (Artículo 72, fracción XVI) daba facultades al Congreso de la Unión para el ingreso de fuerzas armadas extranjeras y en la Constitución de 1917 ahora en su artículo 76, fracción III – el cual no ha sufrido reforma alguna y sigue vigente- esa atribución pasó al Senado. Es decir, no sería cesión, sino un ejercicio soberano ahora en circunstancias extraordinarias. Y pocas veces como ahora México ha enfrentado circunstancias tan graves. El Índice de Paz México 2025 sostiene que 14 estados de 32 tienen zonas, en mayor o medida, dominadas por grupos delincuenciales. Cabe decir que,........

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