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Nervios como aliado, el eustrés, el secreto psicológico del futsal

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En la previa de un partido importante, cuando el corazón late fuerte y la mente corre más rápido que las piernas, muchos piensan que esos nervios son un problema, pero es de saber que en el fútbol de salón —tan rápido, intenso y exigente— sentir nervios no solo es normal, sino necesario. Lo importante es saber usarlos a favor, con inteligencia, práctica y enfoque, cuyo nombre de orden psicológico es eustrés, una herramienta para crecer.

El eustrés es ese estrés positivo que aparece ante un reto y que, lejos de bloquearnos, nos activa la tensión que agudiza los sentidos, mejora la concentración y saca lo mejor del jugador. A diferencia del distrés (el estrés que paraliza) del cual más adelante escribiremos, el eustrés es ese empujón que el cuerpo y la mente nos dan cuando sabemos que algo importante está por suceder.

Quien ha sabido dominar eso dentro de la cancha es Carlos “el Zorro” Medina, jugador emblemático del fútbol de salón en Ciudad Guayana. Carlos ha sido parte de la selección del estado Bolívar y de la selección nacional de Venezuela. Ha levantado trofeos en múltiples torneos, ha jugado finales que todavía se recuerdan en las gradas, y se ha ganado el respeto de rivales y compañeros.

Pero más allá de su talento, hay algo que siempre lo ha diferenciado, que es su capacidad de crecerse cuando el momento lo exige, ya que mientras otros se congelaban ante el público o la presión, él parecía fluir. Tomaba decisiones rápidas, definía con frialdad, lideraba sin gritar. El Zorro no evitaba los nervios; los aceptaba, los entendía y los transformaba en rendimiento en el fútbol de salón.

Hoy, casi en etapa de retiro del alto nivel competitivo, Medina no está del todo fuera de las canchas, él sabe aprovechar su experiencia para dirigir y formar nuevos talentos, compartiendo no solo lo que aprendió con el balón, sino lo que vivió en lo mental y emocional. Enseña, por ejemplo, que sentir presión antes de un juego importante es parte del camino, y que aprender a dominarla puede cambiar una carrera.

Porque el eustrés está ahí, en todos los niveles; lo siente el chamo que debuta en su primera liga, lo experimenta la arquera que ataja un penalti en un torneo escolar, lo vive el entrenador que dirige su........

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