«La playa en casa»
Después de mucho combatir el presupuesto doméstico, luego de mantener encrespadas batallas con las múltiples facturas del hogar, acaba uno por asumir que este año la playa la va a disfrutar en las tibias entrañas del dulce hogar. No en las sedeñas arenas de la costa, sino encerrado entre los deliciosos muros de la prisión familiar. Al niño, que acaba de cumplir seis meses, tierno angelito, hay que apuntarlo ya a piano y a inglés. Todo son gastos, todo son prioridades. A la abuela, que acaba de cumplir, gracias al yoga, ciento trece radiantes primaveras, tierna criatura, hay que llevarla al dentista. A la hermana soltera, que convive con nosotros por hacer piña, recién cumplida su quinta crisis sentimental, hay que financiarle la compra del cochecito nuevo. Todo son desvelos por el........
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