¿Salario Mínimo Interprofesional?, ¡No, gracias!
Como muchos de los que lean estas líneas sabrán a estas alturas, el Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez se viene pavoneando, jactándose públicamente de que en el tiempo que él y sus secuaces, enemigos de España llevan en el gobierno, desde 2018 el Salario Mínimo Interprofesional -SMI- ha aumentado en un 61%; de lo cual se glorían vanamente, henchidos de orgullo y aprovechando para presumir de una supuesta superioridad moral que niegan a los demás, erigiéndose en la vanguardia revolucionaria que ha logrado llevar a España a cotas de progreso, de bienestar, de creación de riqueza nunca imaginadas…
Pues sí, a lo largo de los últimos siete años el Salario Mínimo Interprofesional ha pasado de 736 euros a 1.184. En el mismo periodo el número de empresas con entre uno y dos trabajadores ha caído desde las 712.000 hasta las 687.000, o sea, casi 25.000 empresas menos según los datos de la estadística de empresas inscritas en la Seguridad Social, que incluye a todas aquellas que cuentan con al menos un trabajador (quedan fuera, por tanto, los autónomos sin asalariados). Y, al mismo tiempo se ha impedido la creación de 350.000 empleos; obviamente en las empresas privadas. Esta menor creación de empleo afecta más a las mujeres que a los hombres.
Con los 1.184 euros actuales en 14 pagas, España pasa de tener el SMI proporcionalmente más alto de la UE en relación a la evolución de la productividad… La subida del Salario Mínimo a 1.184 euros eleva el coste salarial para la empresa hasta casi 1.904 euros al mes.
Sorprende especialmente que el Partido Popular haya centrado exclusivamente sus críticas al hecho de que este año el Ministerio de Hacienda obligará por primera vez a que el salario mínimo tribute en el IRPF. Se calcula que el Ministerio de Hacienda puede llevarse hasta el 43% de la subida.
Aunque hay mucha gente que lo ignora, hay seis países europeos que no tienen salario mínimo: Dinamarca, Italia, Chipre, Austria, Finlandia y Suecia.
El SMI de 1.184 euros en catorce pagas, sitúa a España como el sexto país con un SMI más alto de la Eurozona, por detrás de Luxemburgo (2.257 euros), Irlanda (1.775 euros), Países Bajos (1.725 euros), Bélgica (1.658 euros), Alemania (1.621 euros) y Francia (1.603 euros).
Es bastante fácil, para cualquier gobierno, dar órdenes de aumentar el salario mínimo en los momentos de auge económico, pues, en tales casos, la marcha de la economía ya está empujando hacia salarios más altos. El verdadero problema sucede durante un período de recesión. Esto se ha manifestado claramente, y con crudeza, en España. Los salarios subieron demasiado rápido en los años de auge antes de la recesión. Las inversiones emigraron rápidamente a España tras la creación de la eurozona. Esto condujo a un auge económico. Este auge de la actividad económica hizo que los costos laborales aumentaran dramáticamente. Para poner esto en perspectiva, los costes laborales en España aumentaron más del 40% en comparación con Alemania. Esto fue un enorme lastre que, obstaculizó enormemente la recuperación de España en los años siguientes.
En 2013, el Fondo Monetario Internacional sugirió que España debería reducir sus salarios en un 10%. El argumento era que tan altas demandas salariales impedían que los trabajadores fueran contratados de nuevo. Por supuesto, dado que tomar tal decisión hubiera sido sumamente impopular, nadie hizo el menor caso.
Cuando los salarios aumentan, se hace difícil que vuelvan a bajar, especialmente cuando los empresarios llevan a cabo la subida obligados por el gobierno… la tasa de desempleo de España sigue siendo el doble del nivel anterior a la recesión.
El caso de España ilustra los peligros de los costos laborales altamente inflados. Lo mismo se aplica al salario mínimo. Durante un período de recesión, hay inevitablemente una disminución de la demanda de los consumidores. Las empresas responden bajando sus costos. Durante los períodos de recesión, el salario mínimo perjudicará a los que se supone que se quiere ayudar.
Una investigación del profesor Jeffrey Clemens de la Universidad de California en San Diego concluye que los aumentos del salario mínimo interprofesional en los EEUU, entre 2006 y 2009 representaron el 43% de la disminución del empleo entre los trabajadores jóvenes y poco cualificados. A medida que los salarios de los menos cualificados aumentan, es más fácil para las empresas reducir el número de empleados. Durante un período de recesión, la decisión de recortar puestos de trabajo se facilita por la inflexibilidad de los salarios.
Al mismo tiempo, durante una expansión económica, ese mismo salario mínimo hace que las empresas sean más reacias a volver a contratar. Con la tecnología cada vez más barata y más accesible, la próxima recesión puede ver un enorme cambio de la mano de obra. En lugar de pasar el tiempo contratando y entrenando-formando a nuevos empleados, los dueños de los negocios inevitablemente buscarán otras soluciones. Si, tal como plantea el gobierno social-comunista, seguirá subiendo el Salario Mínimo Interprofesional a lo largo de los años que quedan de legislatura, la ventaja de sustituir a los trabajadores por máquinas, para atender a sus clientes se convertirá en algo obvio.
Una de las prioridades que Pedro Sánchez manifestó, que tendría su gobierno, una vez destituido Mariano Rajoy, era –lo decía entonces sin ruborizarse- “luchar contra el paro” … el compromiso de mejorar una situación trágica e indeseable: alrededor de 3,5 millones de españoles que estaban........
© Periodista Digital
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