Percepción de la ausencia
Imaginemos a un bebé de cinco meses, recostado en su bambineto. Le mostramos la letra “F” diez veces seguidas. En la undécima ocasión, le mostramos una “E”. El bebé la observa por más tiempo. ¿Por qué? Se da cuenta del cambio. Su cerebro ha registrado el patrón y, ante la ruptura de la secuencia, responde con mayor atención. Sin embargo, si hacemos lo contrario —mostramos diez veces una “E” y luego una “F”—, el bebé no parece notar la diferencia con la misma intensidad. Su percepción es más aguda para la adición que para la sustracción, para lo que aparece frente a lo que desaparece. Estamos hablando de nuestra percepción de la ausencia.
Esta tendencia se........
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