Éramos felices y no lo sabíamos...
No me deja de sorprender la gente que pierde la paz y la felicidad por la codicia. Ese querer más y más cuando hace rato tienen suficiente. Recuerdo a mi padre que decía: “La codicia es peor que la envidia, porque el que envidia al menos desea algo que no tiene; en cambio, el codicioso quiere más de lo que ya le sobra”.
Ese querer más y más, no relacionado con un sano deseo de superación o con una tendencia natural hacia el crecimiento (que, por cierto, es positivo y natural) puede ser un espejismo mortal. Algunos caen en él por la trampa de lo “aspiracional” —nuevamente, no me refiero al sano deseo de acceder a una vida mejor, sino a la alienación que puede estar detrás de querer no ser uno mismo para convertirse en alguien que uno no es—.
Otros caen en la........





















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