Roxana se encarga de toda la administración y ejecución logística-sanitaria de mi casa. Es decir, se ocupa de las compras, abastecimiento, almacenamiento, control de inventario de alimentos, productos de limpieza, coordina con los proveedores externos en caso de imprevistos (gasfiteros, electricistas, jardinero, bodeguero).

Desde el plano de la ejecución, tiene la responsabilidad de llevar a cabo una serie de operaciones cotidianas, como cocinar, limpiar, lavar, ordenar, sacar la basura. Usa los recursos que previamente han sido comprados y almacenados correctamente. De esta manera, cumple con lo planificado.

Y aunque ella todavía no se lo crea, siempre que puedo le digo que lo que hace no es menor. De alguna u otra manera hay una cuota de gestión emocional y de convivencia que recae sobre sus hombros. Roxana o “Rox” (como le decimos de cariño) es quien todos los días crea un ambiente ordenado en mi casa, favoreciendo espacios de descanso y conexión familiar.

En resumen: una gran parte de mi estabilidad emocional llega gracias a la “fina cortesía” de Rox y su trabajo en mi casa, conocido por estos barrios como Empleada del Hogar.

Al inicio de nuestra relación laboral, digamos que Rox llegó con algunos “usos” que no corresponden, pero que, dado al abusivo ejercicio de sus exempleadores, ella daba por sentado. Como por ejemplo:

—Señor, no se preocupe; yo trabajo sistema cama adentro y cuando es así me levanto a las seis de la mañana y me acuesto a las once de la noche o a la hora que usted llegue de trabajar,........

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