Se fue de Palacio de Gobierno entre gallos y medianoche. Y nadie lo va a extrañar. Como ministro de Educación tuvo la oportunidad histórica de cambiarle la vida a muchos niños, y la desperdició. En lugar de logros, dejó frases perversas: “Las violaciones de niñas son prácticas culturales”; “los derechos humanos no son para las ratas” y “viva el autismo”. Fue, además, el servil escudero de Dina Boluarte. Vaya oficio.

Cuando se le solicitaban explicaciones por sus barbaridades, se quejaba acusando a los periodistas de dispararle preguntas que, para él, eran incómodas. A Quero le molestaba rendir cuentas, quería que todos fueran ayayeros como él. Pero es muy difícil competir con su........

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