España es un país racista
06/09/202405/09/2024 Vinicius señala a aficionados que le insultan en Mestalla. Europa Press
"Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños"
Tennessee Willams, Un tranvía llamado deseo
¿Nunca os habéis levantado en plan "oye mi cuerpo pide salsa y con este ritmo vamos todos a bailar"? Es decir que no importa lo que pase ni lo bien que te trate ese día la vida y la gente porque sabes que vas a acabar teniendo bronca con alguien. Pues lo mismo pasa con las extremas derechas, que se la sopla la realidad y los datos, que ellos ya tienen planificado montar bronca porque necesitan que vivamos enfadados y asustados para imponer su agenda y así gobernar y hacer negociete (atentos a este segundo enunciado porque aquí está el quid de la cuestión). De hecho, a muchos les gustaría poder evitar todo este engorro del compromiso político y los valores tradicionales y el curro de las guerras culturales y tener que dar todo el día la matraca en redes y se pasarían directamente a lo de los negocietes, pero las cosas no funcionan así de fácil.
Para tener un mercado desregulado en el que hacer y deshacer a voluntad y tirar por los suelos los salarios o desmantelar los servicios públicos para regalárselos a los colegas -lo que viene siendo arramplar con todo y aquí paz y después gloria- se necesita primero vivir en una sociedad enloquecida y emparanoiada, enfadada, asustada y convencida de que las reglas sociales son una trampa que les impide desarrollar todo su potencial. Y para ello no hay cosa mejor que buscar un chivo expiatorio a quien culpar de todo lo que va mal y a quien acusar de aprovecharse de un supuesto sistema injusto y antinatura montado para favorecer al débil -al vago, al perdedor- frente al fuerte -el genio, el ganador, el esforzado-. Y tradicionalmente estos chivos expiatorios de las derechas desquiciadas y del fascismo son la clase política tradicional y las personas migrantes.
No negaremos que con la clase política tradicional los populismos de extrema derecha lo tienen fácil, pero detrás de cada "todos los políticos son iguales" se esconden un montón de políticos profesionales que aspiran a seguir viviendo de las instituciones sin pegar palo al agua y sin tener que dar explicaciones, empresarios que piensan que los países se gobiernan (tan mal) como ellos dirigen sus empresas -mediante ocurrencias, dedazos y chanchullos- o un puñado de jetas, vividores y John Gottis con........
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