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El 'gran saqueo'

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03.10.2024

03/10/202403/10/2024 Imagen de archivo: Julián Muñoz e Isabel Pantoja.

Hoy quiero confesar que cuando me enteré de la muerte de Julián Múñoz lo primero que pasó por mi mente fue extrañeza pues estaba convencida de que ya había fallecido. Me pasa muy a menudo: gente que se queda atrapada en la parte trasera de mi memoria, donde muerte y olvido conviven y se confunden. La verdad es que hacía años que no pensaba en el 'Caso Malaya', la trama de corrupción urbanísitica de Marbella que a mediados de los años dos mil -justo antes del estallido del 2008 que se llevó por delante lo poquito del Estado de Bienestar que se había construido en este país- se había convertido en fuente de entretenimiento para la mayoría de nosotros. Y es que el 'Caso Malaya' poseía todos los ingredientes para triunfar: mociones de censura traicioneras, esposas despechadas, tránsfugas, empresarios con apodos tan evocadores como 'Sandokán', narcotraficantes, abogados que blanqueaban capitales y una historia de amor de esas más grandes que la vida misma protagonizada por un político gris y una tonadillera que era leyenda viva de este país, Isabel Pantoja, la Viuda de España.

Esta ópera bufa se retransmitió además en riguroso directo, en pleno auge de los llamados programas de cotilleos, en los que se analizaban con lupa tanto las desventuras amorosas de los protagonistas como las consecuencias políticas y penales de un caso de corrupción que acabó con detenciones y sentencias de cárcel y en el que la propia Isabel Pantoja vivió el ciclo completo del héroe clásico, con su auge, su caída y su redención. Como trama de ficción es dificil de superar, eso hay que reconocerlo. Con mucho menos los guionistas de Succession se montaron cuatro temporadas y arrasaron en los Globo de Oro.

Pero el 'Caso Malaya' no lo habían inventado ni Julián Múñoz ni Isabel Yagüe ni la Pantoja, había sido la conclusión lógica de la llegada a la alcaldía de Marbella de Jesús Gil, el constructor condenado por una imprudencia temeraria que le costó la vida a cincuenta y ocho personas -sí, sí, cincuenta y ocho personas- y que había sido indultado por el dictador Franco para reinventarse posteriormente en payaso televisivo y en el dueño de un equipo de fútbol madrileño (en mi mente todos los equipos de fútbol que no sean el Sporting o el Ciares son el mismo, sorry por no ser más concreta). Gil llegó a Marbella para hacer negocio... y vaya si lo........

© Público


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