Un reconocimiento insuficiente, quizás incluso contraproducente
22/05/202422/05/2024 La Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina convoca la quinta marcha en conmemoración de la Nakba de 1948 y para denunciar el genocidio de la población palestina en Gaza este sábado en Madrid. EFE/ Victor Lerena
España, Irlanda y Noruega anunciaron el futuro reconocimiento del Estado de Palestina. Actualmente, la mayoría de los países del Sur Global reconocen a Palestina, pero pocos en la UE lo hacen. Uno de los objetivos es invitar a que otros países europeos se unan al tren del reconocimiento. El potencial simbólico de este gesto es innegable. La misma semana en que el fiscal de la Corte Penal Internacional solicita órdenes de arresto contra Benyamin Netanyahu y su ministro de Defensa, una serie de países europeos toma la palestra para anunciar una decisión presentada como un gesto de apoyo al pueblo palestino, en línea con el ‘sentir mayoritario’ de los pueblos concernidos.
Movimiento insuficiente frente a una realidad de genocidio, colonialismo y apartheidSon varias las razones expuestas para justificar tal estrategia, principalmente que el reconocimiento enviaría un mensaje fuerte en apoyo a la soberanía palestina. También se argumenta que el reconocimiento podría ayudar a responsabilizar a Israel por sus acciones. Sin embargo, no podemos dejar de tomar en consideración que un número considerable de escépticos duda del impacto del reconocimiento, muy particularmente en el contexto de violencia genocidaria en curso, facilitada durante años por la impunidad con la que ha contado Israel. Pedro Sánchez hablaba de ‘pasar de las palabras a la acción’. No obstante, algunas voces dentro de la sociedad civil palestina han alertado de que este reconocimiento podría ser poco más que una distracción en lugar de tomar acciones más sustanciales. Se señalan a este respecto instancias de países europeos exportando armas a, o permitiendo el tránsito de equipamiento militar hacia, Israel a pesar de los llamamientos a poner fin a tales acciones.
Son varios los oficiales que han sugerido además que este movimiento podría tener un valor agregado al considerarlo como un punto de partida, especialmente en un momento en el que se argumenta que la llamada ‘solución de los dos estados’, como ‘la única solución posible a futuro para que Israel y Palestina puedan vivir, uno al lado del otro, en paz y seguridad’, está en peligro. Esto contrasta con la postura previa de la Unión Europea, que esperaba que el reconocimiento se produjera solo después de que las partes hubieran llegado a un acuerdo, viéndolo más como el punto de llegada. Incluso aunque el reconocimiento se adelante al momento actual, sigue sin solventar prácticamente nada para el futuro del contexto en la Palestina histórica, muy particularmente si tenemos en cuenta que el modelo a seguir siguen siendo los ‘Acuerdos de Oslo’ que siguen ensimismando a tantos en ministerios y más allá. No es casualidad que Edward Said se mostrara extremadamente crítico con los ‘Acuerdos de Oslo’ (los llamó el ‘Versalles palestino’), y desde un primer momento dudara de que pudieran llevar al establecimiento de un Estado palestino.??
La asimetría intrínseca de este marco de Oslo se veía simbolizada por las llamadas ‘cuestiones de estatus final’. Estas cuestiones incluían temas cruciales como el estatus de Jerusalén, el derecho de retorno de los refugiados palestinos, las fronteras definitivas entre Israel y un futuro Estado palestino, y el destino de los asentamientos israelíes en territorios ocupados. Cuestiones, por lo tanto, fundamentales y centrales para una eventual autodeterminación del pueblo palestino. Sin embargo, fueron dejadas deliberadamente para futuras negociaciones, tal y como sigue ocurriendo en la actualidad. Esta postergación permitió que los desequilibrios de poder entre las dos partes se perpetuaran, y que Israel consolidara su control sobre los territorios ocupados gozando de una cuasi total impunidad. La no........
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