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La ultraderecha y la guerra cultural

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08.09.2025

Dos hechos recientes ilustran los objetivos segregadores y reaccionarios de las derechas extremas: Las jornadas de VOX en el Congreso contra la ‘Ideología de género y las denuncias falsas’ y la reacción racista de ultraderechistas en Madrid tras la presunta agresión sexual a una adolescente por un inmigrante joven de origen marroquí.

Al mismo tiempo, dirigentes del Partido Popular, especialmente la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, con gran eco en los grandes medios de comunicación, amplifican el odio a los inmigrantes racializados, boicotean la redistribución desde Canarias de menores o colaboran con la campaña racista de criminalización y expulsión de los inmigrantes irregulares, en vez de garantizar sus derechos humanos y habilitar su regularización.

Por una parte, la ultraderecha lleva su neoconservadora campaña mediática y política basada en el negacionismo de la violencia machista, en la inexistencia de las situaciones de desigualdad, dominio y prepotencia patriarcal. La mayor lacra de esa situación queda reflejada en la constatación de las agresiones machistas y la discriminación que sufren las mujeres y colectivos LGTBIQ , en diferentes campos relacionales. Sobre ello hay suficiente evidencia empírica, imposible de rebatir a pesar de los bulos y la desinformación, y se ha desarrollado una amplia conciencia feminista e igualitaria entre los sexos, así como un potente movimiento feminista transformador que figura como su adversario sociopolítico y cultural a derribar.

Por otra parte, instrumentalizan un supuesto hecho agresivo poniendo el foco no en la prevención de esa violencia y la protección y el avance de derechos de las mujeres, junto con la individualización del presunto delito, sino en la estigmatización y la represión punitiva a toda una comunidad de jóvenes inmigrantes, particularmente de cultura musulmana.

Su preocupación no es la protección de las mujeres, en particular de las víctimas de violencia machista, que niegan; por el contrario, pretenden esconder las agresiones machistas e impedir el reconocimiento y la reparación de las víctimas frente a los agresores.

Su prioridad es doble. Por un lado, frenar el feminismo, los procesos igualitarios y emancipadores que favorecen a las mujeres, en beneficio de las ventajas y privilegios patriarcales, sin adoptar medidas frente a esa lacra que es el machismo........

© Público