Recorrer por la periferia de Cochabamba permite descubrir que estos lugares no son simplemente “bordes” entre el campo y la ciudad. Son territorios vivos, en constante cambio, donde conviven huertos pequeños que resisten, casas autoconstruidas y calles que parecen trazadas al ritmo de las urgencias cotidianas. Allí se siente lo que Héctor Ávila Sánchez, geógrafo mexicano de la UNAM, expresó con claridad en 2001: el periurbano es el escenario donde se mezclan, de forma inevitable y visible, las lógicas urbanas que avanzan sobre lo rural y las prácticas rurales que aún resisten en medio de lo urbano. Y lo que señala Natalia Montalvo Novillo, desde sus........

© Opinión