El guerrero dorado
Una de las novelas históricas más apasionantes que he podido leer es The Golden Warrior, de Hope Muntz, una autora de la que creo que pocos habrán oído hablar.
La novela fue publicada por primera vez en 1949, con buena acogida por parte de la crítica, pero sorprendentemente es muy poco recordada hoy en el ámbito angloparlante. Hasta donde sé, no ha sido traducida al español. Narra el ascenso de Harold hijo de Godwin al trono de Inglaterra y los hechos de su breve reinado. Es un libro regio, no solo por su tema sino por la soberanía que lo épico (bien tratado) alcanza.
En manos de esta autora canadiense, el conflicto entre los dos personajes principales (el último rey sajón y su conquistador normando) adopta las proporciones de una gran saga, pulsada en lo más alto del registro de la lengua inglesa, en un estilo invariablemente terso, vívido, memorable.
La novela debe su nombre al estandarte del rey Harold, el cual mostraba la silueta de un guerrero bordada con hilos de oro sobre un campo anaranjado. Cuentan que esa bandera, enarbolada en los enfrentamientos que decidieron la suerte de Inglaterra, fue cosida por Edith la Bella, o Edith Cuello de Cisne. Siendo el caso que apenas hay datos históricos sobre esta mujer, Hope Muntz ha hecho uso de las leyendas que rodean la figura de Edith, allí donde estas no contradicen los documentos de la época.
La novela sugiere que ella fue el gran amor de Harold, si bien este se ve obligado por razones políticas a desposar a la hija de un conde galés. Al final, en una escena evocada posteriormente en la pintura inglesa, Edith es quien encuentra el cadáver de Harold entre los miles que cayeron al pie de la colina donde se libró la batalla decisiva, en las afueras del........
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