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Paisaje después de la batalla

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01.07.2025

La intención de Benjamin Netanyahu de impedir el ascenso de Irán como potencia nuclear en la región, no podía realizarse sin que se cumplieran tres etapas.

La más difícil había sido la de comprometer la participación militar de Estados Unidos en una operación que, por razones logísticas, no se habría podido lograr sin esta. Irán está separado de Israel por casi 2 mil kilómetros de distancia.

Israel cuenta con más de 600 aviones, muchos muy modernos y generalmente comprados a Estados Unidos, de quien recibe una ayuda anual de 3 mil millones de dólares. Por ejemplo, cuenta con 45 aviones F35, cuyo valor oscila entre 80 y 100 millones de dólares cada unidad. Pero son aviones caza; es decir, que operan en distancias cortas, como han sido los escenarios habituales para el poderío aéreo israelí.

Una operación como la que realizó en la madrugada del 13 de junio, con 200 aviones de este tipo recorriendo esa gran distancia, no puede continuarse todos los días. Para bombardear las instalaciones nucleares iraníes, construidas a gran profundidad, requería bombarderos de gran alcance. Como los norteamericanos.

La fase dos, el bombardeo con aviones de Estados Unidos de largo alcance y bombas de 13 toneladas, se realizó el 22 de junio. Juntos cantaron victoria, estadounidenses e israelíes. El asunto parecía resuelto. Adiós a la amenaza iraní.

Pero no se derriba un gobierno enemigo solo con la aviación. Y estaba excluida la participación de tropas en un país con 90 millones de habitantes y más extenso que el Reino Unido, Francia, Alemania e Italia juntos.

El cambio de régimen, como suele llamársele, es la etapa aún no cumplida.

Porque no se cumplió entonces el sueño compartido de Netanyahu y Estados Unidos. Las masas iraníes sí se lanzaron a las calles, dejando a un lado diferencias políticas, para condenar la agresión de que eran objeto, en montañas y en ciudades como Nathan e Isfahán, vinculadas al programa de desarrollo nuclear. Una respuesta fundamentada en su profunda identidad nacional y en un orgullo histórico no disimulado.

Irán es el país de Asia Central con más larga historia política y cultural, y en el Oriente Medio solo Egipto comparte esa trayectoria.

Fue conocida en el mundo entero como Persia, aunque desde hacía mucho tiempo sus nacionales, sin desconocer el peso de la etnia persa (hoy es algo más del 50 % de la población), llamaban a su país Irán. En 1935 cambiaron oficialmente el nombre.

Desde Ciro el Grande, fundador del Imperio aqueménida en 550 a.n.e, los persas mantuvieron no menos........

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