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Noticias de un pueblo sin país, de una nación sin Estado

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29.07.2025

La larga fila de combatientes guerrilleros lanzando sus fusiles en el horno donde fueron fundidos provocaba más incertidumbre que admiración para los televidentes, que escuchaban una explicación insuficiente.

¿Quiénes eran aquellos kurdos, combatientes que de forma voluntaria se desarmaban y lo expresaban ante las cámaras de televisión de todo el mundo?

Frecuentemente les llaman un pueblo sin país, una nación sin Estado. No son los únicos en el mundo, pero sí son los más numerosos.

Ellos se llaman a sí mismos hijos de la montaña. La vida en zonas agrestes a lo largo de muchos siglos no solo les ha permitido sobrevivir en medios hostiles, sino impedir que su identidad se desintegre y se funda con las etnias que los rodean donde viven.

Su origen étnico los vincula a los antiguos medos, un pueblo iranio que estableció un imperio en el siglo VII a.n.e. en lo que hoy es el noroeste de Irán, partes de Irak y Turquía. Los medos, conocidos por su papel en la caída del Imperio Asirio, hablaban una lengua irania que fue precursora de los dialectos kurdos que existen hoy.

Habitaban las tierras altas de los montes Zagros y Tauro, regiones que siguen siendo el corazón del Kurdistán actual. Una lengua común —más bien un complejo lingüístico—, tradiciones comunes y una historia de resistencia en las tierras montañosas de Turquía, Irán, Irak y Siria ayudaron a conformar una identidad propia.

“Su idioma, el kurdo, tiene tantas variantes como montañas hay en su territorio. En el norte hablan kurmanji, en el sur sorani, y cada dialecto cuenta una historia diferente de supervivencia cultural. La mayoría son musulmanes sunníes, pero entre ellos también hay yazidíes con sus misteriosos rituales, cristianos asirios y hasta algunos chiíes. Esta diversidad religiosa los ha hecho históricamente tolerantes, algo poco común en una región marcada por conflictos sectarios”, nos cuenta Mastoura Ardalan, importante poeta kurda del siglo XIX, en su Crónica histórica del emirato de Ardalan.

Su existencia como civilización propia es tan antigua como la persa, y durante más de dos milenios han vivido en las montañas del que ha llegado a llamarse Kurdistán, el país de los kurdos. Pero que lo es solo de nombre. Las montañas del Kurdistán fueron ocupadas por otros países de la zona al concluir la Primera Guerra Mundial y desaparecer el imperio otomano.

Como les sucedió a otros pueblos, los decisores de entonces, ingleses y franceses, y sus socios del gran espacio mesoriental, trazaron límites y transformaron países. Ninguno pensó en el pueblo de las montañas, que quedó atrapado en el actual territorio oriental de Turquía —el mayor número—, el nordeste de Siria, el norte de Irak y un gran pedazo de Irán.

Era solo cuestión de tiempo que cada agrupación corriera su propia suerte y enfrentara su destino.

En Turquía, Mustafa Kemal, Atatürk, reorganizó ese país; el shah Reza Pahlavi........

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