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Los enigmas de junio: un paquistaní en la Casa Blanca

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15.07.2025

El pasado 22 de junio, aviones B2 bombardearon las instalaciones nucleares subterráneas de Irán, situadas a gran profundidad en plena montaña. Parecía el clímax de una escalada que culminaría en un descalabro del Gobierno de Irán, en beneficio del régimen sionista de Israel.

Esta escalada había iniciado diez días antes, cuando la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) criticó a Irán por no cumplir con sus obligaciones y compromisos con su desarrollo nuclear.

Un día después Israel bombardeaba con 200 aviones las defensas iraníes y, dijeron, algunas instalaciones nucleares.

Finalmente, el 23 de junio, Estados Unidos enviaba bombarderos furtivos B-2, armados con bombas bunker buster, junto con misiles de crucero Tomahawk lanzados desde submarinos.

Pero hasta hoy, la escalada no desencadenó los acontecimientos que llevarían a la guerra apocalíptica que querían los israelíes, sino hacia la dura y difícil mesa diplomática.

Durante mucho tiempo se hablará y se explorarán las intrigas, las contradicciones y los manejos de los episodios transcurridos antes y después de estos días.

Fueron días intensos en la cima del Gobierno estadounidense. Pero encontraron espacio para recibir a un visitante que todavía motiva especulación. El general Asim Munir, jefe del Estado Mayor del Ejército de Pakistán, fue recibido por el presidente Trump. Estaba previsto que la entrevista, sin prensa y al parecer sin más participantes, durara una hora. En realidad hablaron a solas durante dos.

Recordemos que en Pakistán los militares tienen tanto poder como el gobierno civil, y a veces más —gobernaron el país durante treinta años—.

Y la vida siguió, con las agitaciones lógicas del momento en que se produjo. Oficialmente, el militar pakistaní continuó y concluyó normalmente su estancia en Estados Unidos, destinada a cumplir los objetivos que justifican tradicional y rutinariamente estos intercambios: fortalecer los lazos militares, expandir la colaboración en operaciones antiterroristas, promover intercambios de experiencia técnica, seguridad fronteriza y entrenamiento.

Pero las interpretaciones se dispararon; desde los mejores articulistas hasta los “conspiranoicos”, sedientos de oportunidades como las que les regalaban Trump y el general pakistaní.

Lo más probable es que nunca conozcamos el detalle exacto y la información completa de la entrevista. Lo extraño es el lugar y el momento. Pakistán ha sido, sí, un amigo a veces molesto para Estados Unidos. Pero siempre de gran utilidad.

Desde la perspectiva de Pakistán, la visita pudo ser un intento de posicionarse........

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