Seis puntos sobre el Programa de Gobierno y una evocación obligatoria
Es diciembre de 2010. Tengo 15 años. Estoy en un salón de la Vocacional Lenin junto a profesores y otros estudiantes. Se están discutiendo los Lineamientos que se presentarán al VI Congreso del Partido en abril del año que viene. Este encuentro es parte de la consulta popular que está teniendo lugar en escuelas y centros de trabajo por toda Cuba. Son palpables la esperanza y la expectativa de la población por participar en un proceso de reforma que resuelva los problemas y enrumbe la economía.
Quince años después: es octubre de 2025. Tengo 30 años. Finalmente, fue publicado el “Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía”, entronizado como el documento rector de la política económica actual. Pronto será discutido con la población antes de su presentación en el IX Congreso del Partido, en abril del año que viene. El entusiasmo en las calles no es el mismo de 2010.
El Programa, inicialmente llamado “Proyecciones de Gobierno”, fue esbozado en diciembre de 2023 por el Primer Ministro en un discurso ante el parlamento. La primera crítica que enfrentó fue su ocultamiento del ojo público, hasta ahora.
Aunque esta es una “versión pública”, es justo reconocer que su difusión es positiva. Permite a la población, empresas y academia conocer las líneas de trabajo del Gobierno para sacar al país de la crisis. También es una oportunidad para incentivar el debate sobre la efectividad de los objetivos, medidas e indicadores que lo integran. Por último, permite analizarlo críticamente en contexto:
El Programa no define el concepto de “distorsiones”, a pesar de ser un elemento central, incluso incluido en el título. En la dimensión macroeconómica, está claro que la inflación o el elevado déficit fiscal son distorsiones a corregir. No obstante, sin una definición metodológica, es difícil establecer objetivos, evaluar resultados y evitar identificar distorsiones incorrectamente.
Por otro lado, el Programa no se plantea solucionar todas las distorsiones de una vez. En el ámbito monetario, reconoce que no “existen las condiciones” para unificar las monedas y tipos de cambio que operan en la economía (pág. 10). La solución de corto plazo yace en la creación de circuitos total o parcialmente dolarizados para empresas estatales. En otras palabras, estas podrán operar en dólares para obtener ingresos en esa moneda, retener un porcentaje y aportar el resto a la cuenta central del Estado. Esto es esencialmente un “esquema cerrado de financiamiento en divisas”, aprobados en sectores como el turismo,........





















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