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Deambular no es inmoral, la indolencia sí

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16.07.2025

Pedro rompió un cristal de la puerta de mi casa; pedía comida. En su condición de hombre pobre y esquizofrénico, sin amparo familiar ni estatal, rechazado por mucha gente, objeto de burla y abuso, deambulaba en busca de comida en el barrio y en lugares impensables. Este hombre no es mi enemigo, no es victimario de nada. La vida miserable de Pedro es una derrota rotunda para la sociedad cubana.

Anda mal un país, muy mal, en el que los funcionarios públicos calumnian, criminalizan y tratan con desprecio a las personas que deambulan. Dígase en rigor a quienes manifiestan en esa condición la pobreza extrema de la que no son estructuralmente responsables.

Son conocidas las declaraciones de la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, referidas a estas personas. No es ocioso recordar que su informe debió ser aprobado en los niveles correspondientes, antes de ser presentado a las diputadas y los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Tal aprobación implica que el problema que entrañan las declaraciones de la alta funcionaria es aún más preocupante. Aviva la alerta, una vez más, sobre la cultura política del funcionariado cubano y, dentro de ella, su soporte ético.

En este nuevo episodio de desaciertos se reafirma una matriz tecnocrática e insensible.

No olvidemos a aquellos ministros de economía que “regañaban” al pueblo por el resultado de las torpezas que ellos mismos cometían. Por cierto, ¿qué será de ellos?

De regreso a lo que........

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