On-Décimas: Nomofobia
Confieso que soy nomófobo.
Una enfermedad ridícula
que me robó la matrícula.
Sé que hay peores: homófobo,
fascista, ladrón, xenófobo,
pero la mía me agobia.
No logro conseguir novia,
ni trabajar, ni escribir,
ni sonreír, ni vivir.
¿Culpable? Mi nomofobia.
No puedo estar ni un minuto
sin consultar la pantalla
del móvil. Mi mente estalla.
Si no lo hago, no disfruto.
Me estoy volviendo hasta bruto.
Me paso a la sombra, al sol
todo el día sin control
viendo WhatsApp, revisando
las redes sin hasta cuándo
y haciendo un deporte: scroll.
Ahora sí que entiendo eso
de “móvil inteligente”.
Soy un drogodependiente
del móvil, lo uso en exceso.
De la pantalla estoy preso.
Si no la toco o la miro
parece que no respiro
y que voy a enloquecer.
Tiene tremendo poder
sobre mi cerebro. Admiro
a los tipos que crearon
esta drogodependencia,
la supuesta inteligencia
con la que al móvil dotaron.
A mí ya me intoxicaron.
Me tengo que liberar.
Me voy a diagnosticar
yo mismo y a darme baja.
Porque el móvil no se raja.
Es fanático a “pinchar”.
Puto móvil. Todo el día
llamándome la atención,
robándome la emoción.
quitándome la energía.
Puto móvil. Lo sabía.
Vivo aquí. Trasnocho aquí.
Decide todo por mí........
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