Elecciones pacíficas en medio de crisis económica
En las elecciones presidenciales de 2025, la undécima votación general desde el retorno a la democracia en 1985, más de 7.937.138 ciudadanos estaban habilitados para elegir entre ocho partidos y agrupaciones. A diferencia de procesos anteriores, el Órgano Electoral llega a esta jornada sin acusaciones masivas de fraude que minen su credibilidad, generando un ambiente menos tensionado, acompañado por la presencia de veedores internacionales. Sin boicots anunciados ni intentos de desestabilización, las condiciones parecen dadas para un proceso democrático más previsible.
No obstante, el telón de fondo es ineludible: la crisis económica. La inflación, la escasez de hidrocarburos y la falta de dólares golpean a las familias bolivianas desde hace más de dos años. Esa fragilidad condiciona las decisiones en las urnas. La memoria reciente recuerda cómo, en 2020, las medidas desacertadas del gobierno transitorio de Jeanine Añez durante la pandemia, teñidas de denuncias de corrupción y acompañadas de un freno económico brutal, impulsaron el retorno del Movimiento al Socialismo. En 2025, los votantes siguen una lógica práctica: más allá de discursos, lo que importa es quién puede ofrecer una salida viable a la crisis.
Durante este ciclo electoral se difundieron más de 15 encuestas que, con distintos niveles de precisión, moldearon percepciones y expectativas. Los candidatos ajustaron estrategias según esos números, los partidos midieron fuerzas y muchos empresarios calcularon sus apuestas políticas sobre esa base. La........
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