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En la hora justa

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12.03.2024

Hollywood se mueve entre la esquizofrenia y la bipolaridad. Mientras que para el recuerdo y la historia la 96 edición de los premios Oscar será la de la bomba de Oppenheimer; la valentía y lucidez de algunas manifestaciones y gestos individuales que denunciaron la masacre de Gaza, tanto fuera como dentro del templo de la vanidad donde se celebraba la ceremonia, dejaron claro que mucha gente del cine es posible que fabrique sueños, pero es verdad que no vive de espaldas a lo real.

El caso es que, en la misma edición en la que un filme demoledor contra la violencia y la malignidad irresponsable como lo es La zona de interés, de Jonathan Glazer, ganaba el Oscar al mejor filme “internacional”, la Academia se abrazaba a la legitimación de la guerra (nuclear) justo cuando suenan tambores de armamento contra el eje del mal. En los mismos días en los que la extrema derecha se roza con el poder, triunfa un filme comprensivo y acrítico con lo que significa eliminar al enemigo sin pagar ni culpabilizarse por los daños colaterales. Como es sabido y olvidado, los miles de personas asesinadas en Hiroshima y Nagasaki nunca han recibido disculpas ni sus autores asumieron nunca el debido acto de contrición.

Por lo demás, la 96 edición del acto más circense del Oscar, siempre pleno de glamour y estilismo, siempre tedioso y anodino, cumplió con su misión. El filme de Nolan, el favorito,........

© Noticias de Navarra


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