Cuando la realidad frustra la expectativa
Los socios del Gobierno municipal en Pamplona han resuelto uno de los dilemas que planteaba la legislatura. El futuro de Los Caídos era una asignatura pendiente del primer mandato de Joseba Asiron. Un reto y un problema de difícil gestión que la moción de censura, de la que se cumple un año, había devuelto a primera línea del debate. Dejar pasar tres años más no era una opción, así que algo había que hacer. Y se ha anunciado esta semana para decepción de las expectativas generadas y el enfado de las asociaciones memorialistas y buena parte de la base social de la izquierda.
Finalmente no habrá derribo, ni siquiera como opción en una futura consulta popular. Será una actuación parcial que pasa por tapar por completo la cúpula –está por ver cómo–, eliminar las consignas y dibujos franquistas que se mantienen en el interior, la desaparición de las criptas en las que estuvieron enterrados los golpistas Mola y Sanjurjo, de donde salieron ya en 2018, y la demolición de las arquerías exteriores. Junto a todo ello se creará “un centro........
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