La otra inteligencia
Ha llovido mucho desde que el supercomputador Deep Blue (IBM) ganó al campeón mundial de ajedrez Gari Kasparov, en 1997. Aquél fue un momento clave en la salida de la Inteligencia Artificial (IA) de los centros de investigación para entrar en lo cotidiano. Desde entonces, la IA ha experimentado un crecimiento exponencial hasta convertirse en una tecnología incluso posthumana, en el sentido que proponen algunos de evolucionar hacia un humanismo cibernético muy peligroso. Es lo que tiene nuestra capacidad de transformar la manera en que pensamos, creamos e innovamos. Los riesgos conllevan inevitablemente múltiples desafíos positivos y negativos que nunca debieran sortear los debates políticos y los marcos regulatorios legales. El cuchillo es estupendo para cortar pan, pero sirve también para cortar dedos.
Entre las posibilidades de la IA está su impacto en la educación, siempre que no se utilice para desvalorizar la capacidad de aprendizaje humana, como sería el caso de que la IA nos los dé todo hecho; al delegar los procesos cognitivos en las máquinas, perdemos la capacidad de aprendizaje. Los buenos profesores y alumnos sabrán aprovechar todo este nuevo escenario para crecer........
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