1965: la primera marcianada resignificadora
En 1965 se produjo el primer intento resignificador del Monumento a los Caídos, intento que cabe calificar de auténtico dislate, y que sería el primero de muchos de la misma categoría y que, como es sabido, llegan hasta hoy. Y todo por el empeño de algunos en que dicha construcción persista incólume, más que por mera iconofilia o por un pretendido buen gusto de hipervaloración de algo que estéticamente a muchos no nos dice nada, por la veneración a la memoria y a los actos de sus padres y abuelos requetés, a cuya mayor gloria se edificó. Y ello, a pesar de que las instituciones y los defensores a ultranza de su mantenimiento sean absolutamente conscientes de que, por su naturaleza intrínseca, su resignificación es inviable.
Para 1965 la Diputación ya había cedido el Monumento al obispado porque ya consideraba fuera de lugar el seguir manteniendo su propiedad sobre el mismo. Seguramente algo tuvo que ver el hecho de que Franco y su gobierno modificaran, para conmemorar los 25 años de paz, su narrativa en relación con el Valle de Cuelgamuros, reinterpretándolo arteramente como de “todos los caídos” para lo cual, como es sabido, trasladó allí los restos exhumados de muchísimos republicanos, y abandonando el concepto de Cruzada, lo que no fue aceptado por los sectores más puristas.
En septiembre de 1965 el gobernador López Cancio convocó a las diversas autoridades navarras para una posible repristinación del Monumento, visto su estado de abandono. Huarte trasladó a sus compañeros de la Diputación (Urmeneta, Asiáin, Heras, Marco, Bañón y Velasco) su impresión de que tras dicha maniobra estaba la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, la entidad memorialista requeté que fue y ha sido la principal usuaria del edificio. Esa sospecha quedaría corroborada porque entonces dicha Hermandad solicitó una corrección a la solución dada........
© Noticias de Navarra
visit website