Ni culpables ni disculpas
Masacres. Centenares de miles de inocentes muertos por una mentira dicha y repetida con alevosía: “Sadam Husein tiene armas de destrucción masiva y hay que eliminar ese peligro para la seguridad del mundo”. Y es lo que hicieron a bombazos el padre de la criatura, George Bush, el padrino, Tony Blair, y otro que se les pegó para salir en la foto con los pies sobre la mesa. Y ahora, el gagá Biden dice, en una entrevista con la CNN, que “no tenía sentido pensar que en Irak tenían un arma nuclear”. Y cabe preguntarse: ¿quién pagó por aquel inmenso crimen? ¿Alguien fue llevado ante la justicia para que respondiera por los miles de muertos? Los crímenes del imperio obedecen a errores no deseados, o a circunstancias imprevistas.
Parecido se puede aplicar al exterminio palestino por parte de los sionistas, con armas europeas y americanas. Lo dice el historiador israelí Ilan Pappé, uno de los principales exponentes del mundo académico de Israel: hoy nos enfrentamos a una ideología judía mesiánica, racista y fundamentalista que no sólo cree que Palestina pertenece sólo al pueblo judío (como afirmó Netanyahu con la Ley del Estado-Nación de 2018), sino que piensa que tiene licencia moral para matar y expulsar a todos los palestinos.
Destruir las ciudades y los campos de cultivo, matar a los niños y a las mujeres fértiles forma parte del plan genocida, por razones obvias. Al estilo del Antiguo Testamento. Y de haber iniciado el operativo hace dos........
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